El gazpacho es una especialidad gastronómica andaluza que no puede faltar en ninguna mesa al llegar el buen tiempo. El gazpacho es ligero y refrescante, con un sabor intenso y característico. Es muy fácil de preparar, pero si se hace de forma incorrecta, podrías terminar con una mala versión de la sopa de tomate.
Restaurante Venta Pazo te revela el secreto de un buen gazpacho para que puedas empezar a triunfar esta temporada.
¡No añadas agua!
Muchas recetas de gazpacho requieren agregar agua o zumo de tomate. ¡No agregues agua al tradicional gazpacho andaluz!, ya que solo diluirá el sabor del tomate.
Usa tu mejor licuadora
Usa una licuadora de alta potencia para integrar bien todos los ingredientes del gazpacho. Estas licuadoras ayudan a alcanzar el mayor nivel de cremosidad.
No escatimes con el aceite de oliva
Otro secreto para un gazpacho superior es añadir una cantidad generosa de aceite de oliva: agrega peso y cuerpo a lo que es esencialmente puré de verduras. Para obtener los mejores resultados, usa un aceite de oliva virgen extra de alta calidad.
Nuestro Consejo: sugerimos usar aceites de oliva picantes para acentuar el sabor.
Prepáralo con antelación (pero no demasiada)
Prepara y enfría el gazpacho al menos una hora antes de servir para que todos sus sabores se fundan. Por otro lado, no lo hagas de un día para otro o el gazpacho comenzará a cortarse.
Vinagre de jerez
El gazpacho tradicional cuenta con capas de sabor. En nuestra experiencia, un buen chorro de vinagre de jerez (nos gusta aromático) agrega otro componente de acidez y complejidad. Busca el mejor vinagre de jerez que puedas encontrar. ¡Se amortiza solo!
Elige los tomates sabiamente
¿Quieres que un gazpacho lleve tu firma? ¡Elige una variedad de tomates diferente a los que sueles utilizar! Los tomates amarillos le dan a la sopa un toque soleado; los tomates negros también le dan un sabor muy especial. Para una versión más chic, prueba el gazpacho con tomates cherry en rama.
Nota final: el gazpacho es una excelente manera de dar uso a los tomates menos perfectos. Lo único que debes hacer es cortar y desechar los puntos más blandos o agrietados antes de meterlos en la licuadora.
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