Es costumbre comenzar/terminar cualquier discusión sobre croquetas con un “¡Las mejores son las de mi madre!”. Pero ¿realmente lo son?
Este mes, Restaurante Venta Pazo te acerca algunos datos culinarios y te revela los trucos para conseguir croquetas perfectas.
Las croquetas son un manjar exquisito: fritas, esponjosas y saladas, son perfectas para tapear. Están elaboradas con una bechamel consistente y deben comerse calientes, así te quemes los dedos con la miga de pan crujiente exterior mientras te apresuras a morder el centro fundido.
Hay innumerables variaciones en las croquetas, todas con sus fanáticos incondicionales: croquetas de bacalao, croquetas hechas a partir de las sobras del asado, croquetas de pollo… y las reinas en nuestro corazón: ¡las croquetas de jamón! Un plato de croquetas y un vaso de fino de jerez es todo lo que necesitas para besar la gloria.
La bechamel
Una buena bechamel es esencial para el éxito de nuestras croquetas.
La tradición manda que, una vez fritos los trozos de jamón con aceite de oliva, añadamos la harina y, finalmente, leche caliente, hasta que quede una salsa espesa que al enfriarse sea lo suficientemente firme como para hacer bolitas, rebozarlas y freírlas.
Un truco para darle un toque diferente a nuestra bechamel es hervir la leche a fuego lento con hojas de laurel y un hueso de jamón; y mezclar la harina con cebolla picada antes de hacer la mezcla. Podemos sustituir el hueso de jamón por caldo de jamón, y la cebolla picada por puerro.
Es importante vigilar y remover constantemente la bechamel hasta alcanzar la textura y consistencia necesarias para elaborar las croquetas.
La fritura
Se recomienda enrollar la mezcla para croquetas y dejarla enfriar y reposar antes de empanar. Esto facilita mucho el proceso de elaboración.
Otro pequeño truco para dar a tus croquetas un toque único es añadir un poco de queso manchego rallado a la mezcla del rebozado: aparte de un gran sabor, se le añade un crujiente diferente y sensacional.
Finalmente, para conseguir las croquetas perfectas, en Restaurante Venta Pazo no recomendamos un aceite para freírlas que no sea el aceite de oliva: su incomparable sabor es complementario, en lugar de distraer. Una botella de un litro debería ser suficiente, y puedes reciclarlo para volverlo a usar si te resulta imposible ignorar “la llamada de las croquetas”: de hecho, puedes prepararlas con antelación, tanta masa como quieras, guardarlas e ir friéndolas según te vayan apeteciendo a lo largo de la semana (o del mes). Aunque las croquetas son demasiado buenas para compartir, ¡compártelas y demuestra que las tuyas son realmente las mejores!
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